A poco más de una semana se aproxima septiembre y para muchos es el final de las vacaciones de verano. El verano es una las épocas más esperadas del año porque muchos nos vamos de vacaciones y disfrutamos de la desconexión del trabajo.
Se organizan unos días en lugares distintos al domicilio habitual para así desconectar de la rutina diaria en la que estamos inmersos la mayoría del tiempo. Después de disfrutar de días con la familia, pareja, hijos, amigos… días de fiesta, horas de playa o piscina, cenas, comidas… Llega el momento de volver a casa y a la rutina. Para muchos este cambio de las vacaciones a la rutina se puede convertir en un problema y toma como nombre “síndrome postvacacional”.
Las personas más propensas a sufrir este síndrome son aquellas que se frustran con rapidez, han tenido unas vacaciones muy largas, su entorno de trabajo es hostil o por cualquier motivo por el cual no se sientan bien en su puesto de trabajo. Esto surge como consecuencia de la dificultad de adaptación a las circunstancias, es decir, tras un periodo de descanso prolongado no se sienten preparados para contestar a las demandas de su propio trabajo.
Cada persona es distinta por lo que los síntomas que se presentan también pueden variar de unos a otros. Los factores que inciden más en los síntomas son la propia persona, entorno, la responsabilidad dentro del puesto de trabajo, y algunas más. Pero principalmente este síndrome postvacacional desemboca en estrés o ansiedad, que se muestran con:
- Un estado de ánimo decaído
- Apatía
- Ansiedad
- Poca energía
- Desgana ante las actividades así como tareas a realizar
- Añorar el tiempo pasado de vacaciones
El problema de padecer este síndrome es que disminuye la calidad de vida y nos hace sentir mal ante cualquier aspecto de la vida en general. Cada persona lo vivirá en diferentes niveles pero es bueno tener en cuenta una serie de consejos para que la vuelta de las vacaciones no sea tan amarga:
- Si nos vamos de vacaciones a un lugar distinto de nuestro hogar, organizar que se vuelva a casa un par de días antes de empezar de nuevo en el trabajo.
- Aunque estemos de vacaciones, iniciar lo antes que podamos aquellas actividades que se realicen fuera del trabajo y sobre todo hacer deporte. La práctica durante las vacaciones será una forma de tener a nuestro cuerpo en actividad.
- Adaptación a los horarios de rutina poco a poco: como hora de acostarse, de levantarse, etc.
- Adaptarnos a nuestras actividades diarias poco a poco, elevando intensidad gradualmente. No empezar desde el primer día llevando ya trabajo a casa.
- Pedir cita para algún masaje relajante para ayudarnos a controlar esa ansiedad o estrés que pueda aparecer.
En definitiva, tómate la vuelta a la rutina con calma porque la vida no termina con las vacaciones.
Vive y disfruta cada momento de tu vida.